Y la muerte llega acompañada de dolor
pero también de calma para las personas que sufren,
que cumplen con su misión,
algunos se van con gozo y otros sólo se van...
Al morir, los difuntos dejan todo y nada a la vez,
porque se llevan su paz, su calma, su agonía, su alegría
y todo aquello que el tiempo les dio,
porque la vida es eso, un cúmulo de recuerdos...
Muchas personas nacen y al crecer atesoran experiencias,
otros más almacenan sueños,
unos tienen la forma de cumplir la mayoría de ellos
y otros, mueren pensando en lo que nunca hicieron...
Pero... ¿Qué es la vida?
¿Qué es la muerte?
¿Qué nos pertenece?
Nacemos, crecemos y morimos...
Y si estos conceptos son los que rigen a las personas...
¿por qué se llora, por qué duele la muerte,
por qué deja un sabor tan amargo y lleno de esperanza?
Todos los días se pierde algo,
se pierde la confianza, se pierde un sueño,
se pierde a alguien...
...Entonces, no sólo le lloramos al recuerdo,
sino que deseamos que el tiempo pase,
y queremos sacar todos los recuerdos,
buenos, malos, pero que salgan...
Por eso... hoy le canto a la vida, a la muerte, a lo que tengo.
Y tal vez no tenga nada, tal vez tenga poco,
pero lo voy viviendo, lo voy saboreando,
porque es lo único que la vida no me puede quitar.
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