Fuera la ropa, visita a Zipolite, Oaxaca
Hola de nuevo, en esta nueva etapa de la revista Aventúrate sigue el gusto por los viajes, la fotografía, el diseño, la música y un sin fin de temas necesarios en la vida de cada ser humano.
Iniciemos con un viaje por algunas de las playas de Oaxaca, en primer lugar les platicaré de Zipolite, un lugar que se ubica a 30 minutos del Aeropuerto de Huatulco, o bien, a 25 minutos de la terminal de autobuses de Pochutla, saliendo de ambos lugares se pueden abordar taxis colectivos que cobran aproximadamente 50 pesos, o bien, si se encuentran en la segunda ruta pueden esperar las camionetas colectivas que salen de Pochutla y que cobran $7 pesos, e indicarle al chofer hacia donde te quieres dirigir.
En este caso, como ya lo indiqué al inicio, la ruta fue Zipolite, un lugar tranquilo con turistas de diversas partes del mundo, donde varios hombres y mujeres se despojan de sus ropas para mostrar sus cuerpos al desnudos y pasean o se asolean por la playa. Durante la mañana es muy común ver a varias personas, entre ellas a varios jóvenes correr o practicar algún deporte como el buceo.
Por la tarde, es fácil ver a todos los paseantes simplemente asoleándose, escuchando música o practicando surf, ya que el oleaje en este lugar es un poco pronunciado, y en todo el tiempo en que permanecí ahí los encargados del lugar mantuvieron unas banderas rojas, lo que indicaba que las olas eran un poco peligrosas para las personas que no saben nadar.
Cabe resaltar, que en este sitio el hospedaje fue muy económico, cada noche en una recámara tipo cabaña, con dos camas matrimoniales y un baño que se comparte con los inquilinos costó $100 pesos mexicanos. Sin embargo, en este lugar también existían otras habitaciones que contaban con una excelente vista al mar, tenían su propio baño, y en la parte de afuera cada recámara albergaba un par de hamacas para poder disfrutar de esta vista tan exquisita, todo por el precio de $300 pesos mexicanos por noche. Pero este sitio en general fue confortable, la palapa del lugar tenía hamacas para todos los que quisieran disfrutar de la vista al mar, descansar, leer, dormir, platicar, etc.
Durante la noche, se puede disfrutar de alguna bebida en los camastros que se encuentran en la orilla de la playa, tomar algo fresco o tan sólo observar la inmensidad del cielo, que por fortuna fue despejado y me permitió distinguir las estrellas, algo que aprecie demasiado, ya que esta vista es poco común en las ciudades como en el Distrito Federal.
Además, en este maravilloso lugar, durante la puesta de luna llena todos los turistas y habitantes del lugar que decidan asistir, se reúnen en la playa para hacer una fogata y tener una pequeña reunión, lo que sirve para conocer personas. Pero aquí no podré dar muchos detalles, pues el día en que estuve ahí no pasó esto, y sólo escuché este comentario de uno de los vendedores de otra playa.
Al día siguiente, un señor me ofreció un tour por distintas playas de Oaxaca, donde me aseguró que si tenía suerte podía ver ballenas, delfines, tortugas, etcétera, todo por $170 pesos mexicanos. El viaje que duró aproximadamente cuatro horas, lo realicé junto con otras personas, en su mayoría extranjeros y todos quedamos maravillados con lo que vimos.
De entrada, nos llevaron a la playa Panteón, una playa demasiado tranquila, haciéndole honor a su nombre, donde un señor nos llevó en su lancha a recorrer distintas playas y donde a lo lejos, como él lo dijo desde un inicio, pudimos observar una ballena, asimismo, una compañera del viaje, aseguró que también vio un delfín y después todos pudimos ver una tortuga, una mantarraya, y por último, el capitán de este viaje, nos permitió bajar al mar y nadar con o sin equipo de seguridad, como chalecos, para lo cual nos prestó visores para observar los peces que nadaban junto a nosotros.
De regreso a la habitación y después de un buen baño, salí a disfrutar del ambiente nocturno, y observar como es que todos se divierten en este sitio y me di cuenta que como es tanta la afluencia de turistas de distintas nacionalidades, existen establecimientos para todo tipo de paladar, desde una pizzería, un café italiano, un restaurante de comida china, hasta una cantina y tiendas para que cada quien se surta su propio menú.
Pero por ahora este relato se termina, después continuaré con la playa Mazunte, San Agustinillo y otras playas más de Oaxaca.
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