Leodegario Sandoval, 'abuelo no por favor'
En muchas ocasiones escucho que los nombres largos distinguen a las personas que viven muchos años y mi abuelo no es una excepción, nació en el año de 1930, tiene en total 77 años y goza de excelente salud, aunque claro que a veces dice que le duele un brazo.
Proviene de Tlaxcala y pertenece a aquellas familias donde era un honor para la familia poner el nombre del papá, el tío, el abuelo, el padrino y demás, así que sus padres decidieron ponerle el nombre de José Gabriel Guadalupe Leodegario Sandoval Hernández, en honor a todos las personas que su mamá y papá estimaban, sin embargo, por cuestiones legales tuvo que cambiar su nombre y se puso sólo Gabriel, pero todos lo conocen como 'Don Gallo', 'Gallito' o para los nietos 'Papá Gallito', pues si alguno de sus nietos pretende llamarlo simplemente 'abuelo', él muestra un gesto de enojo o simplemente, no les hace caso. Porque para él ser abuelo es sinónimo de vejez, de antiguo, de anciano, de pesadez al caminar, de cansancio en todo y él nunca se siente así.
Es un hombre maduro, simpático, agradable con la gente, risueño al hablar, aunque tampoco voy a presumir de que es un ser perfecto, pues también sabe mostrar su molestia y su mayor enojo es a la hora de la comida, porque si algo no le gusta no tarda en decirlo. En fiestas es capaz de salir a comer tacos o simplemente dejar de comer, intercambiando comida con los demás, y eso sí, odia todo lo que tenga que ver con la leche, crema de champiñones, nunca.
Su estilo de vestir es clave de como es él, pues nunca deja las botas, en navidad o en su cumpleaños siempre hay alguien que le regale un par de ellas, y en vez de un típico sombrero siempre usa una gorra, que intercambia por sombrero cuando visita su rancho; viste siempre camisas a cuadros o lisa, pantalón de vestir, chalecos o chamarras, según sea el clima.
Mi abuelo es el más chico de sus hermanos y por ser el más pequeño siempre disfrutó de la vida en el campo, llevaba a pastar a los animales, perseguía pájaros con su resortera, participó en los carnavales y se perdía todo el día en el campo. Un día me contó que su cuñado una vez le jugó una broma y lo perdió en el cerro hasta la noche, me contó que todo ese día perdido en el campo estuvo muy angustiado, pero que después de esa broma él se hizo más precavido y no dejaba que lo engañaran fácilmente.
Actualmente, sus hermanos ya fallecieron, en el año pasado (2006) murieron tres de ellos y mientras eran los funerales se veía triste, y más cuando la gente comentaba 'ya sólo nos queda ‘El tío Gallo'. Tal vez por eso mi abuelo ya no quiere visitar mucho a su familia, porque quizás teme que le recuerden que ya no están sus hermanos y probablemente tenga miedo de que lo miren con asombro.
Pero eso no es mi abuelo, no es temeroso, y él siempre afronta con astucia todo lo que se le presenta, yo admiro de él su tranquilidad en todo, aunque a veces es muy atrevido y se atraviesa las avenidas sin tanta prudencia, además siempre hay que frenarlo un poco porque se abalanza, y así como es para decir que algo en la comida no le gusta, también lo hace con la gente que no le cae bien.
Se puede reír de todo, hace muchas bromas y casi siempre está a gusto, aunque a veces, como a todos, se desespera con el bullicio de la gente, pero eso sí, nunca llega a ser molesto y amargado. Es de los abuelos que no regañan o que piden silencio para estar junto a él, sólo cuando está dormido, porque vaya que duerme, pues esté donde esté, después de comer es lo tercero que hace, lo segundo es fumar mientras platica un rato. Gracias a esa costumbre, una vez le salvó la vida a mi hermano, cuando él apenas tenía siete años, mi hermano se cayó a la cisterna porque traía los ojos cerrados con una gorra de pasa montañas, entonces mi abuelo oyó un ruido y salió de inmediato, miró adentro de la cisterna y lo sacó de rápidamente.
Tantas cosas que implica para mí esta persona, y no sólo para mí sino para muchos otros, a todos nos enseña algo. Es el padre de mi mamá, sin embargo, gracias a él mi papá, mis tíos y mis primos aprendieron antes que otra cosa su mismo oficio de zapatero.
Todos y cada uno de los que lo rodeamos estamos al pendiente de él, todavía trabaja en su local arreglando zapatos en un mercado, y todos los que lo visitamos lo hemos sorprendido mientras duerme sentado en su banco, mientras espera que le llegue algún trabajo. Y como es muy amiguero y platicador con todos los que pasan, en especial con las mujeres.
Hace diez años que quedó viudo, pero por fortuna pudo sobresalir de esa experiencia, cuando eso sucedió, en su rostro y en su mirada se podía ver nostalgia y mucho dolor, aunque nunca lo vimos llorar, no obstante, recuerdo que cada noche visitaba el lugar donde fue velada su mujer y donde por última vez pudo ver a su compañera de siempre.
Así es mi abuelo, el que siempre está dispuesto a ser amigo de todos, el que siempre tiene un consejo o una broma, el que se sabe una que otra canción del grupo Café Tacuba, o el que siempre se hace el que está borracho y llega cayéndose a la casa.
Su mayor entretenimiento es ver la televisión, las películas de Antonio Aguilar y Pedro Infante son sus favoritas, aunque también disfruta mucho de ver las telenovelas a la hora de la cena, 'El Chavo del Ocho' es uno de sus programas favoritos y disfruta mucho de ver la televisión con alguno de sus nietos o bisnietos.
Desde que sabe que estudio Comunicación y Periodismo, sueña con verme en la televisión, dando el reporte de alguna noticia, o bien, sentada al lado de Paty Chapoy y 'Pedrito' Sola.
+José Gabriel Guadalupe Leodegario Sandoval Hernández, 27 de febrero de 1930 - 2008.
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